El diario ABC dedica un reportaje al Whisky Dyc

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14 Nov 2009

El diario ABC dedica un reportaje al Whisky Dyc que aquí reproducimos. El whisky que habla español LUIS DOMINGO / ABC Hubo un tiempo en el que el whisky era, para el español medio, una bebida «de película». Un líquido turbio en vaso tosco que se deslizaba desafiante por la barra del «saloon» poco antes de los disparos de turno, algo con lo que contrabandeaban los Raft o los Cagney del blanco y negro, y que también tomaban conspicuos británicos en pubs brumosos o en desoladas mansiones habitadas por el espíritu de Rebeca. El whisky era escaso y tan caro que a nadie se le hubiera ocurrido pedirlo o tenerlo en casa. Y, desde luego, a nadie se le hubiera ocurrido relacionarlo con el corazón de Castilla. Pero fue un segoviano, Nicomedes García, quien decidió cambiar las cosas. Había heredado en 1919, a los dieciocho años, la modesta destilería de su padre (Anís Castellana), en Valverde del Majano y seguía en el negocio, pero siempre con ganas de hacer más cosas. Whisky, por ejemplo. A su alcance había agua de la mejor -es imprescindible en el proceso- en el Eresma y tenía fácil el acceso a los cereales de Castilla y León. Pero los problemas eran muchos y el mayor -además de las miradas estupefactas de amigos y socios- las propias leyes vigentes, que no permitían la utilización de alcoholes de cereal para el consumo humano. Se encargó de cambiarlas y en 1959 aparecía DYC (llamado así por Destilerías y Crianza del Whisky S.A.), producido en Palazuelo de Eresma (Segovia). El mercado recibió aquel whisky entre sorprendido y algo burlón. Semejantes mayúsculas, tan llamativas, daban para todo tipo de traducciones y significados. Las bromas pasaron a la historia. Hoy la compañía -que compró en los 90 a las manos de Pedro Domecq y desde el 2006 es Beam Global- se jacta de que su whisky español no tiene nada que envidiar al que elaboran otras firmas internacionales y muy arraigadas del sector. «El whisky pasó de ser en España -comenta un directivo de la compañía- una bebida muy cara porque había importación limitada por cuotas, a un producto asequible y de calidad, aunque muchos no se creyeran esa calidad entonces. Los años han afianzado esa buena reputación porque desde el fundador hasta nuestros días se han respetado todos los procesos de elaboración al máximo. Incluso en estos momentos tenemos a gala los ahorros energéticos y una producción «limpia» desde el punto de vista medioambiental». El liderazgo de este whisky cincuentón lo confirma el hecho de que ocupa el tercer puesto en España dentro de los espirituosos. «Premios y reconocimientos aparte, no se consigue esta posición entre los consumidores si no les das algo atractivo, sobre todo ahora que la oferta es tan amplia ». El fundador tenía tanta confianza en su bebida como para empezar desde el primer momento a preparar los productos de reserva que verían la luz mucho tiempo después. «Tenemos el clásico DYC, criado y envejecido en roble americano por un periodo mínimo de tres años. Tenemos desde 1974 el DYC 8 Años, que combina delicadamente maltas y destilado de cereal, envejecidos separadamente un mínimo de ocho años en roble americano. Y por fin hemos saltado a la categoría del Malta, después de mucho trabajo, con DYC Pure Malt, que es la culminación del trabajo iniciado en 1959».

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