(2011-06-15).- El periódico El Norte de Castilla dedica un reportaje a los primeros momentos de la actividad musical y creativa de Agapito Marazuela, que reproducimos a continuación: “Agapito Marazuela Albornos nació en Valverde del Majano el 20 de noviembre de 1891, en el seno de una familia de artesanos y campesinos. Era hijo de Niceto Marazuela del Real y Segunda Albornos Revilla, valverdanos de siempre. Su infancia estuvo marcada por la enfermedad. Una meningitis estuvo a punto de dejerle ciego cuando solo tenía cuatro añitos. A los siete lo operaron en Madrid, pero la intervención no salió como hubiera sido deseable y las gafas gruesas lo acompañaron de por vida. El artista en ciernes decide aprender guitarra y entregarse de lleno a una actividad que le apasiona. Para ello se traslada a Valladolid. Corre el año 1920, y Agapito estudia ocho horas diarias. Apenas puede costearse las clases porque solo dispone del dinero que gana los fines de semana recorriendo los pueblos con unos dulzaineros pucelanos. Después, la muerte repentina de su hermana lo devuelve a Segovia, a la vera de sus padres, que no tienen consuelo, pero en 11923, en mayo, se instala de manera definitiva en Madrid, donde empieza a relacionarse con músicos y guitarristas y amplía conocimientos, a veces de manera autodidacta. En 1924, Marazuela deslumbra con su arte. El día 13 de enero protagoniza un memorable concierto en el teatro Juan Bravo, y Segovia descubre con regocijo que le ha nacido un artista. El día anterior, 'El Adelantado' anuncia que el joven músico «no es un corriente aficionado, como prueban los clamorosos éxitos obtenidos en teatros y principales casinos de la importancia de los de Valladolid, Burgos, Zamora, Santander, Oviedo y muchos más, sino un virtuoso del complicado instrumento, al que arranca melodías de una encantadora lucidez». El valverdano desgrana aquella tarde obras de Albéniz, Tárraga y Schubert ante el asombro del respetable. La prensa sentencia: «Ya puede ostentar Segovia con orgullo el preciado galardón de contar con un artista». El joven no cobró un céntimo por el concierto. Al cabo de pocos años, Agapito se convirtió en toda una celebridad. Sus conciertos en el Ateneo madrileño, en presencia de los intelectuales del momento, y los premios que cosechó contribuyeron a acrecentar su fama. La guerra civil fue un auténtico mazazo para la cultura. A Marazuela le sorprendió en Madrid y no dudó en alinearse con la causa republicana. Finalizada la contienda pagó con la cárcel sus ideas comunistas. Hasta la Transición a la democracia no le llegó el pleno reconocimiento que el pueblo español le debía.” Fuente: http://www.elnortedecastilla.es/v/20110615/segovia/inicios-agapito-20110615.html