Los juegos tradicionales pusieron fin a las fiestas de la patrona (2009-06-14).- La Virgen de la Aparecida reunió a los vecinos en su tradicional Romería que se celebró en el entorno de la ermita dedicada a la patrona. Precisamente este año se cumplen los 50 años de la nueva ermita de la Aparecida, después de que en 1959, por iniciativa del párroco José Martín, se procediera a realizar una importante obra en el templo. Cincuenta años después se sigue manteniendo la tradición y todos los meses de junio los valverdanos se reúnen en su ermita para reencontrarse con la Virgen de la Aparecida y rendirle honores. Por la mañana tuvo lugar la misa solemne en la ermita, y por la tarde, media hora más tarde de lo previsto, por el intenso calor que se registró, comenzó la novena en un templo lleno, en el que tras el oficio religioso se desarrolló la subasta para llevar los cordones de la carroza que porta a la Virgen durante la romería. Son seis los cordones, tres a cada lado, y la puja mayor ascendió a los 60 euros, por el tercer cordón del lado derecho. Los dulzaineros y los danzantes esperaban a la Virgen a la salida de la ermita para acompañarla en la romería alrededor del templo. Tras ella, miembros de la corporación municipal, con el alcalde Rafael Casado a la cabeza. Después del tradicional baile a la puerta de la ermita con la Virgen preparada en su carroza y los fieles a su alrededor, fueron numerosos los padres que acercaron a sus hijos a la Virgen para que la acompañaran en su carroza durante el recorrido. Al volver, empieza la segunda subasta para ver quien lleva de nuevo a la Virgen de la Aparecida a su lugar en la ermita, convirtiéndose en uno de los momentos más emocionantes de la ceremonia, sobre todo para los que tienen el honor de llevar a la Virgen. La romería de la Virgen de la Aparecida se encuentra entre las más tradicionales de Segovia y se celebra en honor de una imagen de la Virgen encontrada en el siglo XVII en el entonces descampado de Mazuelos, donde hace siglos existió una iglesia dedicada a la Magdalena. La imagen de María con el niño se encontraba dentro de un sepulcro labrado en piedra blanca y por esa razón oficialmente, para la iglesia católica, la Virgen de la Aparecida recibe el nombre de Nuestra Señora del Sepulcro. La talla se quemó a finales del siglo XIX y fue recuperada por el escultor segoviano Aniceto Marinas. Tras la romería del sábado, el domingo se celebró de nuevo misa y por la tarde se puso fin a los actos con la celebración de juegos tradicionales.